Entre amigos la suerte abunda….
By Jose Miguel Hernandez Gomez
Cuando llegué a John X Safaris en abril de 2010, fui introducido a los misterios de la cacería de Vaal Rhebuck. Éste es un animal muy especial debido al reto que representa cazarlo y desde el primer día que compartí con ellos en la montaña quedé enamorado.
Después de cazar algunos ejemplares con diferentes clientes, me di cuenta que todas las historias son verdaderas en cuanto a su gran sentido de olfato, visión y oído. Lo que me provocó un gran deseo de cazar uno.
Este sentimiento crecía cada vez que estaba en las montañas, viendo al horizonte contemplaba el terreno tan basto y me preguntaba cuándo cazaría uno, sabía que éste era mi año, ¿…pero cuándo?
Llegó marzo y nos adentramos a las montañas con agente y amigo Brett Nelson, guías Carl van Zyl y Ed Wilson, y yo como camarógrafo con el propósito de cazar y filmar la cacería de un mítico vaalie, que superara las diez pulgadas.
Ésta era una muy ambiciosa aventura por la dificultad que representa cazar un Vaal Rhebuck y más aún conseguir uno que superara dicha meta.
Después de buscar por 3 días logramos cazar uno que superó la marca, estábamos increíblemente contentos por haberlo logrado y no solo eso… ¡Conseguimos capturar la cacería en video!
Con un día de sobra, Carl van Zyl me dio la oportunidad de cazar uno y yo con gran emoción deje la cámara, tomé el rifle y nos introducimos nuevamente en las montañas.
Nos despertamos temprano y aún muy emocionados por el éxito de la noche anterior, emprendimos la nueva aventura, ¡Ahora me tocaba a mi!
El primer grupo que vimos tenía un macho que no era aún lo suficientemente maduro por lo que decidimos dejarlo pasar. Al haber hecho tanto scouting para conseguir el vaalie de Brett teníamos ubicados otros grupos en la zona por lo que decidimos ir a perseguirlos.
¡Ahí están! me dijo Ed con su característico tono bromista. Después de evaluarlos por el telescopio decidimos hacer el intento, con mucha cautela empezamos a acercarnos. El grupo estaba en lo alto por lo que extremamos precauciones y decidimos usar el contorno de la montaña como escondite para evitar ser descubiertos mientras acortábamos la distancia.
Al salir al valle donde fueron vistos, nos dimos cuenta de que ya estaban bajando de lo alto de la montaña por lo que decidimos encontrar una posición cómoda y esperar a que se presentara la oportunidad.
Con la sombra de una roca como camuflaje, esperamos Carl, Ed y yo pacientemente a que el grupo de estos animales se acercara a un rango donde me sintiera confiado para hacer un tiro ético. Pasaron treinta minutos (que se sintieron como dos horas) y la manada de pronto corrió hacia nuestra dirección deteniéndose a unos 180 metros de distancia, Ed a mi lado izquierdo, susurro a mi oído “quita el seguro y dispara cuando se detenga… ¡ah y no se te ocurra fallar!” (utilizando un lenguaje más expresivo). Esto lo escuchó Carl que estaba detrás de la cámara y riendo me dice “Ed tiene razón”.Y bueno, lo demás es historia.
¡Que grata experiencia es compartir la montaña con amigos, y que bonito es cuando las cosas salen bien!
Cazar estos increíbles animales es un reto muy distinto a lo que uno se imagina al cazar en África, pero les aseguro que es una experiencia única y ampliamente recomendable.
Gracias a Carl, Ed y Brett por haberme dado la oportunidad, y a John X Safaris por hacerme parte de la familia.
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